Ceaps integra a las asociaciones empresariales territoriales más importantes y a varias empresas de ámbito nacional y territorial ¿Qué objetivos tiene el Círculo Empresarial de Atención a las Personas?
El Círculo Empresarial de Atención a las Personas nace por la necesidad de un organismo que representase realmente a las personas, es decir, al empresario, al profesional y al usuario. Estamos presentes en nueve comunidades autónomas, incluyendo Madrid, Cataluña, País Vasco y Andalucía, y damos representatividad para empresas del sector fundamentales a nivel nacional.
Cuando creamos CEAPs, necesitábamos asociar el sector de la dependencia con la seriedad, la discreción y la máxima transparencia, que son valores irrenunciables que deben presidir la actuación de cualquier organización empresarial. Desde ahí hemos trabajado por un modelo que ponga a la persona en el centro del sistema, que defienda la colaboración público-privada, que dote a la dependencia de un presupuesto que se ajuste a las necesidades de nuestros mayores y con un IVA del 4% para todo el sector, algo que hemos logrado parcialmente y por lo que seguiremos luchando.
Además, el Círculo nació también para realizar un trabajo en equipo en la puesta en marcha de un proceso de coworking para crear nuevas plataformas de servicios que se adapten de manera eficaz, fácil y transversal al conjunto de necesidades. De este proceso colaborativo surgen nuevos puntos de partida muy enriquecedores en la atención a las personas, ya que las políticas de cada región y de cada empresa nos invitan a reflexionar y a mejorar día a día.
Durante el último año CEAPs ha denunciado el caos de la Dependencia, analizando la existencia de 19 interpretaciones de la Ley de Dependencia en el territorio nacional ¿es este el origen de la desigualdad de acceso a los derechos de las personas dependientes?
Ley de Dependencia se caracteriza por la desigualdad de acceso a los derechos como consecuencia, principalmente, de que se aplica con 19 modelos diferentes, una por cada comunidad autónoma y las tres provincias vascas, que aplican un modelo determinado. Es necesario poner orden porque las diferencias de aplicación de la Ley, lejos de acortarse se van agravando, y que otorgue dignidad, calidad de vida y que genere riqueza para garantizar el futuro del sector de la Dependencia.
Cuando presentamos el Caos mostramos como España tiene uno de los gastos de PIBs más bajos de Europa, demostramos que no hay flexibilidad en el sector y reclamamos más implicación de la Sanidad, porque entrar a vivir en una residencia no significa perder derechos, y sí coordinación con el sistema de Salud, carencias que se han visto ahora.
Además de analizar el caos, la patronal nacional propuso soluciones al mismo, la respuesta a la crisis sanitaria generada por el covid-19 ¿deja nuevas evidencias a ese caos y la necesidad de nuevas respuestas?
El sobre envejecimiento de la sociedad es un hecho, y de aquí a treinta años, habrá el doble de mayores con 85 años o más, más de medio millón de ciudadanos que exigirán estar muy bien atendidos. Replantear el modelo actual se convertirá, por tanto, una prioridad inexcusable que no deberá basarse sólo en planes estratégicos ni en comisiones sino en acción directa y recursos tangibles. Necesitaremos más recursos humanos, materiales y económicos si queremos seguir mejorando la calidad en nuestro sector, residencias, centros de día, ayuda a domicilio y teleasistencia.
Desde CEAPS defenderemos, desde nuestra creación, un modelo basado en la mejora continua de la calidad y no entraremos en debates que sitúen la titularidad como eje sobre el que plantear el presente y el futuro del sector.
Siempre hemos defendido la cooperación público-privada que nos ha permitido construir un sistema de atención con unos altos niveles de calidad. Basta con echar una ojeada al pasado, ver cómo era la situación hace treinta o cuarenta años, cómo se gestionaban las residencias desde el asistencialismo y como se está haciendo ahora, con la atención centrada en la persona como método de referencia en todos los equipamientos.
Una de las claves en la mejora de la calidad será contar con profesionales cualificados y comprometidos con la atención a las personas mayores. Para ello será necesario mejorar los salarios de las trabajadoras y los trabajadores y para que esto sea posible será necesario que contemos con mejores tarifas públicas, que se mantienen congeladas desde hace diez años (actualizaciones parciales de Grado II aparte).
Son debates que ahora no podemos afrontar, pero que tienen que explicar si queremos entender de dónde venimos y por qué nos encontramos así.
Además de, como explicaba en la anterior pregunta, una verdadera coordinación socio sanitaria porque la Sanidad debe ser Universal y no discriminatoria.
La incidencia de la pandemia está siendo desigual en todo el territorio nacional ¿A qué cree que se debe?
Es algo normal debido a los movimientos de población y al número de personas que residen en las grandes ciudades. De todas formas, será necesario un profundo análisis cuando acabe el estado de alarma para comprender por qué y cómo se ha extendido la pandemia.
Las personas mayores son los más vulnerables ante la pandemia provocada por el coronavirus covid-19 ¿cree que los gobiernos están siendo injustos con el colectivo de las personas mayores?
Desde CEAPS nos unimos a las demandas de la Unión Democrática de Pensiones UDP que explican cómo sienten y en el que piden recuerdan que las personas mayores son ciudadanas de pleno derecho, con derechos y deberes y en esta crisis se han aplicado criterios de edadismo en el sistema sanitario y para cambiar esa realidad siempre nos tendrán de la mano.
Pocos pueden imaginar los esfuerzos de las y los profesionales de los cuidados por dar respuesta desde centros sociales a una crisis sanitaria ¿se ha excluido a las personas mayores del sistema de salud público?
Las personas mayores que viven en los centros residenciales son ciudadanos en plenitud de sus derechos y, por su situación de fragilidad necesitan y merecen una especial intervención por parte de las autoridades públicas y del conjunto de la Sociedad.
El 92.72 por ciento de las personas que viven en residencias en España no tienen Covid19, sin embargo, se transmite una imagen que en muchas ocasiones criminaliza al sector ¿Cree que es justa la comunicación con el sector de los cuidados a personas?
Las críticas también han sido feroces contra las residencias. Noticias de presuntos malos tratos, de mala gestión, de desinformación a las familias … Incluso una denuncia de la Fiscalía General del Estado. El descrédito ha sido considerable. Nos ha hecho daño y ha dañado nuestra imagen de forma muy injusta porque hemos trabajado y estamos trabajando muchísimo para dar la mejor atención. Y todo ello sin recursos materiales sanitarios ni protección para los profesionales.
Seguramente habrá personas que no habrán actuado correctamente ante el pánico provocado por la entrada del virus. No estábamos preparados para afrontar esta situación, todos somos humanos y todos nos podemos equivocar. No hacer autocrítica, en estos momentos, estaría fuera de lugar, pero hay que distinguir entre los posibles casos aislados de mala praxis y una dejadez institucional sostenida en el tiempo, un abandono total durante este mes en el que la falta de respuesta de las instituciones públicas ha dejado el sector al margen del precipicio.
Sirva como contraste la actuación general de todo el sector para mantener viva la comunicación entre las personas usuarias y las familias: hacen videollamadas, se remiten comunicaciones diarias por correo electrónico, se habilitan líneas telefónicas y se reorganiza a los equipos multidisciplinares hacia la atención directa. Hemos visto muchas muestras de este compromiso, de esta voluntad de atención. Nos sentimos orgullosos de nuestras trabajadoras y lo digo en femenino porque somos un sector muy feminizado.

CEAPs anticipó la crisis y demandó protocolos comunes y coordinación para evitar el colapso del sistema sanitario y hasta que éste no llegó no se tomaron medidas ¿se ha actuado tarde y mal?
Por parte de las autoridades públicas hemos escuchando palabras de ánimo y la promesa de priorizar el apoyo a los centros residenciales, pero todos los que estamos día a día con las personas mayores sabemos que estas palabras no se han traducido en acciones reales valientes y decididas encaminadas a frenar la extensión del COVID-19 entre nuestros residentes y trabajadores.
Los mayores no pueden ser apartados del sistema ni considerados ciudadanos de segunda por el hecho de vivir en residencias que son sus casas. En España, más de 376.000 no están reflejados de forma correcta en las estadísticas por la falta transparencia y lo que es peor, esto lleva a que no están siendo atendidos correctamente.
El sector de los cuidados a las personas a pesar de la escasez de medios está dando lo mejor de sí, en primera línea de batalla, dado buena muestra de su vocación de servicio ¿han contado con los medios suficientes?
A día de hoy todavía hay muchas residencias del país que no tienen EPIS y que se les han tenido que procurar de forma privada o mediante donaciones voluntarias que desde aquí quiero agradecer por lo que tienen de compromiso y solidaridad en unos momentos tan difíciles. La insuficiente respuesta institucional no es admisible porque son las residencias y sus profesionales quienes deben cuidar el colectivo más vulnerable.
Además, la escasez, por no decir, la inexistencia de tests en residencias impide saber cuál es la realidad respecto al virus y qué respuesta médica es la más adecuada a cada caso. ¿Hay que aislar, derivar a un hospital, seguir en la residencia, optar por medidas alternativas? Hasta que no se realicen los tests de un modo sistemático en todos los centros de España será imposible conocer con exactitud el grado de afectación del virus en los mayores y como se debe actuar.
En este momento de la crisis sanitaria ¿Qué necesidades tiene el sector?
Hacen falta PCRs también por los profesionales que se están dejando la piel en su lugar de trabajo. Necesitan saber que están bien, y los que no lo estén que puedan ir a casa a hacer la cuarentena. Al mismo tiempo, tenemos un elevado número de profesionales aislado en su domicilio sin saber si están o no infectados, una situación muy preocupante porque ahora mismo no tenemos manos para hacer frente al coronavirus. Necesitamos que los que están en casa se puedan hacer la prueba y aquellos que estén bien puedan volver a trabajar con la máxima urgencia.
Existe el compromiso, por parte del Ministerio, a través de los gobiernos regionales, de hacer llegar tests que llegan con mucho retraso porque CEAPs ya advirtió hace muchas semanas que era necesario asumir esta crisis desde una perspectiva sanitaria y no sólo asistencial, requerimientos que efectuamos a las administraciones correspondientes y que no han tenido respuesta hasta hace muy pocos días.
Esta crisis sanitaria ha transformado nuestra sociedad ¿cree que algunos cambios llegaron para quedarse?
Hay que esperar para ver qué cambios se van a producir. Lo positivo es que se han puesto en valor profesiones hasta ahora minusvalorada pero no conocemos el alcance de la evolución, sobre todo en un sector como en el social, y especialmente en el residencial, el que más ha sufrido en esta crisis junto al sanitario.
Hemos tenido que sufrir una pandemia para que el sector de los cuidados a las personas reciba el reconocimiento de la sociedad ¿será el impulso para la transformación que requiere el sector?
Nos sentimos muy orgullosos del sector que representamos, porque nos ganamos la vida mejorando la de los demás. El sector de la atención a las personas tanto en residencias como en servicio de ayuda a domicilio como en teleasistencia es el más feminizado, uno de los pocos no deslocalizables y con cualificación que ofrece atención directa a el 2,38 por ciento de la población según datos del Imserso en atención a la Dependencia de 31 de marzo de 2020 no es reconocido y no es valorado porque no se conoce y es necesario que se visibilice el buen trabajo que se hace desde el sector porque 800.000 personas mayores de 65 años y 600.000 mayores de 80 años dependen hoy en día de los servicios profesionales.
Uno de los principales fines de CEAPs es ser interlocutor del sector de la dependencia ¿cree que se tiene en cuenta al sector para la adecuada planificación? ¿Qué aspectos de la ley de dependencia son más urgentes cambiar?
Lo primero es la financiación. La Ley de Dependencia cuente con los fondos adecuados y que vayan dirigidos a la atención profesional. Su creación fue un verdadero logro, pero su falta de dotación presupuestaria ha lastrado su aplicación.
Poner énfasis en mejorar los cuidados profesionales, que también son los que responden a las familias, significa apostar por la calidad de vida. Ese es otro de nuestros grandes retos en los que estamos trabajando.
Lo segundo que hay que decir es que para que nuestro cometido tenga sentido, debemos dejar de hablar de Atención Centrada en la Persona solo en los centros residenciales y hablar de Atención Centrada en la Persona en general, en todos los ámbitos.
Creo que no tiene ningún sentido debatir entre entidades y profesionales del sector solo para tomar decisiones que afectan a terceros sin tenerlos realmente en cuenta y dejándolos fuera del foco de atención.
Por mi parte, el método que debemos seguir está bien claro: primero escuchar y luego actuar. Una vez hayamos detectado estos indicadores podremos debatir sobre las medidas que se deben emprender, los posibles aspectos legales o las acciones que se pueden modificar o desarrollar.
En otras palabras, se trata de confeccionar “trajes a medida” para cada persona y sus familiares. Por ello, el gran debate se origina en cómo la coordinación público-privada se debe poner de acuerdo para impulsar unas respuestas eficaces para cada persona.
Uno de los fundamentos de CEAPs es el de ejercer como interlocutor entre la administración pública y la privada. Algo fundamental para el desarrollo de las políticas, las cuales deben diseñarse por los profesionales y las instituciones implicadas con el fin de adelantarnos a las necesidades de las personas mayores.
Miremos hacia adelante, olvidemos por un momento todo lo que no funciona y empecemos de nuevo la Ley de la Dependencia, en palabras suyas “borrón y cuenta nueva” ¿Qué deberíamos hacer?
La clave está en entender que las personas son el centro. Si realmente nos paramos a escuchar y atender lo que quieren, podremos analizar la situación y comprobar en qué estamos fallando. Precisamente, cada vez son más las personas mayores de 85 años que, a pesar de estar en situación de dependencia, no desean vivir en una residencia. Por lo tanto, se detecta un paradigma con relación a nuestros servicios, los cuales deben de ser minuciosamente revisados.
Nuestro gran reto es trabajar al unísono para poder ofrecer plataformas de servicios que proporcionen una respuesta a estos deseos y necesidades que no dejan de ser un derecho de las personas. Teniendo en cuenta el crecimiento que registrará la población mayor de 85 años, no hay opción: hay que poner en el punto de mira a las personas mayores y no al sistema.
Otro de nuestros retos actuales es la incorporación del uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación con el fin de disminuir el riesgo a error y posibilitar una mayor garantía de bienestar en el servicio que se ofrece. Al integrar estos sistemas damos lugar a una interactividad muy necesaria entre las personas involucradas en la comunidad específica (profesionales del sector, familiares y usuarios), un hecho que permite generar soluciones más rápidas, prácticas y de mayor calidad.
Ha sido un placer compartir este tiempo con usted y poder conocer mejor el trabajo que vienen desarrollando, felicidades por la labor y gracias por su tiempo.