Trabajadora Social y Coordinadora de Servicios de Ayuda a Domicilio · Residencia Municipal y Centro de Día de Mayores de Luque · Luque (Córdoba) ·
¿Qué te llevó a estudiar Trabajo Social?
En mi caso fue una iniciativa vocacional. Me pareció muy buena idea la elección de Trabajo Social porque reunía todas aquellas inquietudes que desde niña he tenido; participar en la vida de las personas de una manera positiva a través del apoyo, confianza, conocimiento y experiencia haciendo lo que te nace y te gusta y eso no tiene precio.
El Trabajo Social es un conglomerado de disciplinas; Psicología, sociología, filosofía, economía, Derecho, antropología, políticas públicas, historia social… que te permite conocer a los demás, comprender su realidad, su medio.
Me apasiona trabajar con personas, relacionarme, escucharlas, motivarlas, incentivarlas ….. Como decía Gerge Bunrn: “prefiero ser un fracaso en algo que amo que un éxito en algo que odio”.
¿Cómo ha evolucionado tu percepción sobre el rol del trabajo social con respecto de lo que pensabas antes de formarte?
Obviamente ha cambiado bastante. El binomio teoría-praxis ha variado. Supongo que nos pasa con frecuencia en cualquier actividad profesional. En mi caso esta percepción ha crecido considerablemente porque cuando conoces de primera mano la realidad, el recorrido de esta carrera, se te brinda la oportunidad de aprender diversos saberes y de disfrutarla al máximo. Tu propósito te guiará a la dirección correcta, y tu vocación te impulsará.
Trabajo Social tiene muchas áreas y niveles de actuación. Ya sea desde Servicios Sociales Comunitarios o Especializados, que es mi caso en el área de Mayores, te da la oportunidad de intervenir y de canalizar cualquier conflicto entre personas o grupos para generar consenso. Y lo que inicialmente parecía una carrera fácil y cómoda, una vez formada ves el alcance y avance al que te vinculas a través de la labor psicológica y emocional de muchas acciones del día a día.
¿Qué importancia tiene en la vida de las personas mayores el trabajo social?
Estoy convencida por la experiencia que llevo de más de 15 años trabajando en este sector que es fundamental. La demanda de atención y cuidados que precisan nuestros mayores ha aumentado considerablemente con la explosión demográfica del envejecimiento en nuestro país. Por poner un ejemplo, si tomamos la decisión de solicitar una ayuda o prestación social para nuestro mayor, ya sea un centro de día, un centro residencial, una ayuda a domicilio, necesitamos la figura del trabajador social que nos asesore e inicie la solicitud del grado de dependencia y poder también hacer frente a posibles costes.
El trabajador social hará las gestiones oportunas para la tramitación y acceso a los recursos más óptimos para el beneficiario. En caso de que la persona mayor ya sea usuario en un centro residencial, las funciones del trabajador social se centran en la valoración, organización y planificación mediante la programación de objetivos entre otros.
Desde el Trabajo Social se trabaja en los 4 niveles de intervención; nivel individual, grupal, comunitario e institucional. El objetivo fundamental en cualquier caso es colaborar en la atención integral a las personas mayores potenciando el mantenimiento en su medio habitual el máximo tiempo posible, desde el seguimiento de sus condiciones funcionales y sociales, con el fin de garantizar una calidad de vida digna.
¿Qué es lo que más te gusta de tu desempeño profesional?
Tanto mi rol de trabajadora social en la residencia como mi rol de coordinadora del servicio de ayuda a domicilio en el entorno rural con personas mayores me ha permitido un acercamiento a una intervención social diaria desde un enfoque interdisciplinario, conociendo el proceso de envejecimiento de cada residente y usuario compartiendo sus inquietudes, miedos, demandas de forma individualizada y centrada en la persona.
Para ello partimos de un Plan de Humanización que refuerza esta atención integral y que, tanto a nivel personal como profesional, considero que es de justicia destacar la gran labor profesional que se realiza en este ámbito de responsabilidad colectiva y de respeto a la diversidad.
Te conviertes en su figura de referencia aportándole confianza tanto al mayor como a sus familias para tener la serenidad y seguridad necesaria para afrontar la situación de cada caso. Pondría de manifiesto a destacar la habilidad comunicativa como punto fuerte en mi día a día así como el compromiso social y ético con todos ellos.

El covid19 ha agravado la discriminación por motivos de edad y la soledad de las personas mayores ¿Qué medidas son necesarias?
Desgraciadamente hay un enemigo que al igual que el covid se hace invisible y esa es la soledad en nuestros mayores. En España hay cerca de 4,7 millones de hogares unipersonales, 2 millones de los cuales el 42,5% están habitados por personas mayores de 65 años. Los efectos de la soledad en la salud pueden ser múltiples.
Afecta a la salud mental, a la calidad del sueño y se asocia a mayor riesgo de depresión sobre todo si es sobrevenida e inesperada. Se ha comprobado que aumenta el riesgo de deterioro cognitivo y demencia. El sedentarismo y la reducción de salidas al exterior se traduce en un empeoramiento de las enfermedades de tipo óseo como la artrosis….
Se ha hablado mucho de la soledad durante estos meses de aislamiento y restricciones como medidas preventivas en las residencias donde familiares y amigos no podían realizar visitas. La edad, la salud, la capacidad física, funcionalidad mental y la falta de adaptabilidad a cambios son las especificidades de esta discriminación que con el Covid efectivamente se han agravado.
Además se ha visto afectada tanto la soledad social como la soledad emocional. Por todo esto, es importante mantener los vínculos familiares y sociales adaptándonos a la situación actual de cada momento. Las nuevas tecnologías han jugado y juegan un papel importante para evitar ese aislamiento social cuando físicamente no hemos podido vernos. Hay que adaptar nuestra rutina diaria a la situación del momento pero sin abandonar las cobertura de nuestras necesidades.
Ya ha cumplido 14 años la Ley de Dependencia ¿Qué ha aportado su aplicación a la generación de empleo femenino?
Sin duda ha aportado una mirada con perspectiva de género, prestando especial atención al tema de la gestión de los cuidados en el entorno familiar. Su entrada en vigor se presentó como “cuarto pilar del ESTADO DE BIENESTAR”, generando grandes expectativas no solo para las personas dependientes sino también en gran medida para las mujeres, que tradicionalmente han venido ejerciendo las tareas de los cuidados.
Desde la perspectiva de empleo, según lo establecido en los artículos 14 y 18 sólo “excepcionalmente” se puede reconocer la prestación económica para cuidados familiares, siempre que se den condiciones adecuadas de convivencia y de habitabilidad de la vivienda y así lo establezca su PIA. pero no a la situación de disponibilidad del familiar.
Tampoco deja referido el tiempo dedicado al cuidado de la persona dependiente como tiempo de trabajo a efectos de prestaciones y aunque prevé la necesidad del descanso (art. 18.4 y 25.3 LD) no dice nada de vacaciones, respiro diario o descanso semanal y anual ni alude a los supuestos de incapacidad temporal del cuidador. Desde el feminismo se ha criticado el pago de un salario de ama de casa o mujer cuidadora, en la medida que supone reforzar el confinamiento de las mujeres al ámbito privado, al tiempo que se ha defendido como necesario y justo, el reconocimiento del trabajo de cuidados.
Evidentemente, el reconocimiento del trabajo de cuidado que las mujeres realizan tiene un importante valor simbólico, pero si este reconocimiento no va acompañado de medidas concretas, encaminadas a poner fin a las desigualdades existentes por cuestiones de género, no tendrá ninguna capacidad transformadora.
¿Es necesaria su revisión o directamente hay que hacer una nueva?
Pienso que es incuestionable la necesidad de regular y afrontar la gestión del cuidado, pero esto debe de hacerse desde la corresponsabilidad de todas las personas con la consecuente implicación de las Administraciones Públicas.
No podemos olvidar que el cuidado a personas dependientes es una responsabilidad social prioritaria que debe ser asumida de forma justa, equitativa y no discriminatoria. Las normas autonómicas deberían prestar mayor atención a la fase de seguimiento y control del PIA y de las prestaciones y servicios del SAAD para lo que deberían concretar, sobre todo, los medios o instrumentos y la forma en que se ha de llevar a cabo es control.
Se trata de concretar las declaraciones generales que en la actualidad se contemplan en algunas normas autonómicas para que dicho seguimiento y control sean eficaces y reales..
Completa la frase “las personas mayores necesitan…. “
Una atención integral de cuidados especiales diarios, desde aquellos que cubren las necesidades asistenciales más básicas de la vida diaria a los de socialización y compañía.
¿Algún aspecto que quiera añadir?
Me gustaría para finalizar rendir homenaje a todas las mujeres valientes y luchadoras anónimas que en su día a día trabajan por conseguir la igualdad de género y una vida sin violencia, abuso y maltrato. Son mujeres empoderadas y reales que sin duda conseguirán erradicar estas diferencias.